También los chacos, es decir, la naturaleza domestica intervenida por el trabajo humano, tiene su dueño. El toirsch vive en el pequeño tallo de la planta de maíz y dirige el crecimiento de las plantas y frutos del chaco, como ofrenda al toirsch, el agricultor debe quemar un choclo en el chaco entre las primeras mazorcas maduras (primeros frutos). Esto, junto a un esmerado trabajo en el chaco, crea la buena disposición del amo del chaco, quien facilita una buena cosecha. El hombre no debe quemar carne, yuca o algodon en el chaco, ya que el humo molesta al toirsch.
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